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Sostenible y saludable: un equilibrio necesario

Qué es sostenible?

Sostenible es aquello que se puede mantener a lo largo del tiempo sin agotar los recursos o causar daño al medioambiente.

Así, la arquitectura sostenible se centra en el impacto que tienen los edificios sobre el planeta a lo largo de todo su ciclo de vida. Tiene en cuenta factores como el uso responsable del suelo, la integración en el entorno, el diseño bioclimático (basado en la localización y las condiciones ambientales para disminuir el consumo) y autosuficiente, la construcción con recursos renovables o biodegradables, la huella ecológica y la circularidad del ciclo de vida del edificio.

Hoy en día el sector de la construcción es uno de los más contaminantes, siendo responsable de hasta un 40% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Para controlar esta huella, es importante actuar sobre los edificios y el urbanismo en su conjunto. En el caso de España, el 80% del parque inmobiliario está obsoleto y es ineficiente.


Qué es saludable?

Saludable es aquello bueno o beneficioso para la salud o que la proporciona.

Así, la arquitectura saludable se centra en el impacto que tienen los espacios construidos sobre la salud de las personas. Tiene en cuenta numerosos factores a la hora de diseñar y construir los espacios, entre ellos, la calidad del aire; el confort acústico e higrotérmico (temperatura y humedad); la iluminación; el uso de materiales no tóxicos, la calidad del agua, la ergonomía, la introducción de elementos naturales y la neuroarquitectura (la influencia de los espacios en nuestras emociones y capacidades).

Según la OMS, la salud es “un estado completo de bienestar físico, psíquico y social”. La arquitectura puede impactar positivamente en estos tres aspectos, ya que, de promedio pasamos el 90% de nuestras vidas dentro de edificios y la alimentación, nuestros hábitos y los espacios que ocupamos influyen más en nuestra salud que la suma de factores de herencia genética y la calidad de nuestra asistencia sanitaria.


Sostenible y saludable

Ambas "arquitecturas" tienen el propósito del bien común y son rentables, la sostenible como inversión necesaria en nuestro futuro común y la saludable con un impacto inmediato y visible en nuestro bienestar. Pero aún estando relacionadas, no son lo mismo: mientras la arquitectura sostenible pone el foco en el planeta, la arquitectura saludable lo pone en las personas.

La aplicación de los estándares medioambientales y de eficiencia energética, mejora sin duda algunos de los aspectos relacionados con la salud de los ocupantes, como el confort higrotérmico, la calidad del aire y el aislamiento acústico, pero puede no ser suficiente y darse el caso de tener un espacio sostenible que no sea saludable o al revés, una solución saludable que sea muy poco sostenible.

Por ejemplo, un material constructivo fabricado a base de plásticos reciclados puede ser muy sostenible, ya que se está reutilizando un desecho, pero será poco saludable para quien lo va a inhalar. Por otro lado, un material puede ser muy saludable para las personas, pero si es exótico y hay que traerlo desde muy lejos su impacto ambiental por el transporte no lo compensa.

Por eso creemos imprescindible conjugar y equilibrar arquitectura sostenible y arquitectura saludable para garantizar el bienestar de las personas en un planeta con futuro.



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